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Es el momento de la agricultura ecológica

7 Septiembre - 2021
persona regando un huerto con una regadera

Fàtima Vidal
Profesora del Área de Estrategia y Emprendimiento
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Durante las últimas semanas, los medios de comunicación se han hecho eco del desastre medioambiental que se ha vivido en el Mar Menor, donde día tras día aparecían miles de peces y crustáceos muertos. Según la comunidad científica y los colectivos ecologistas, la causa de este desastre es la anoxia, la falta de oxígeno en el agua del mar, y varios expertos señalan la acción humana como principal causante. 

La práctica agrícola actual ocasiona el 20% de las emisiones de gases de efecto invernadero y consume el 70% del agua a nivel mundial

La falta de oxígeno en el hábitat de los peces y crustáceos se debe, en gran parte, al vertedero de nitratos y fosfatos en el medioambiente, que genera un sobrecrecimiento de las algas del mar, algo que tapa la luz de las plantas del fondo marino y ha frenado la fotosíntesis y ha causado la muerte por la reducción de oxígeno en el agua. Pero, ¿cuáles son estos materiales? Por una parte, los jabones, detergentes y otros elementos de limpieza que usan las personas que viven en esta zona; por otra, los fertilizantes que se vierten en los campos de cultivo intensivos. 

Un nuevo modelo agrícola

Aunque es cierto que la agricultura es un elemento clave para el desarrollo económico, su impacto no está libre de XX. Según la FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación, la práctica agrícola y el uso de tierras de cultivo ocasiona el 20% de las emisiones de gases de efecto invernadero y exige el consumo del 70% del agua a nivel mundial. Y es que en el caso de la agroganadería industrial, como se ha evidenciado en el caso del Mar Menor, es una fuente importante de contaminación de los recursos híbridos para el uso masivo de fertilizantes insecticidas y purinas. 

En este contexto, son muchos los colectivos y las ONG ecologistas que exigen virar hacia modelos que no sean tan dependientes del agua y que se apueste por sistemas de riego más eficientes. Una de estas salidas es la llamada agricultura ecológica

La agricultura ecológica garantiza una práctica sana, ofrece alimentos saludables y protege la tierra, el agua y el clima

Este concepto nace sobre la base del respeto hacia las dinámicas naturales de los ecosistemas y de la preservación del equilibrio biológico, ya que garantiza una agricultura sana y alimentos saludables a partir de la protección del sol, el agua y el clima, así como la promoción de la biodiversidad. Las principales ventajas de este tipo de agricultura son: 

  • Uso responsable de la energía y de los recursos naturales
  • Mantenimiento de la biodiversidad
  • Mejora de la fertilidad de la tierra
  • Favorece la conservación del agua y su calidad
  • Contribuye a la salud y al bienestar

La agricultura ecológica está ganando peso en la actualidad a causa de la calidad de sus productos y del positivo impacto medioambiental que genera. De hecho, España ocupa el primer puesto en superficie con este formato agrícola en la Unión Europea y se sitúa entre los tres primeros del mundo. En el caso de Catalunya, es la cuarta comunidad autónoma del Estado en número de productores agrarios ecológicos y la sexta en superficie. 

La concienciación, un reto

Aunque hay buenos presagios en los datos respecto a la agricultura ecológica, nuestro país no es de los más pioneros, ya que ocupa la 10ª posición entre los países de la UE. Sin embargo, en 2019 el consumo de alimentos ecológicos aumentó un 7,7% respecto a 2018, que supone un gasto total de aproximadamente 2.300 millones de euros. Los productos vegetales que han registrado un consumo más elevado han sido las frutas frescas, seguido de las hortalizas, que suponen un 15,5% y un 13,9% de la cesta de la compra ecológica, respectivamente, tal como muestra el informe publicado recientemente sobre producción ecológica en España. 

Si bien es cierto que se espera una mejora de estos datos, la concienciación de la ciudadanía sobre la existencia de estos productos es un reto. Es evidente que en términos de impacto ecológico no es lo mismo consumir un producto ecológico no procesado que uno que sí esté procesado, como tampoco no es lo mismo consumir un producto km 0 que un "petroalimento", aquel producto fuera de temporada y que requiere un largo transporte y, por tanto, grandes cantidades de combustible. Por tanto, hay que ser conscientes de lo que se pretende con la producción ecológica, que va más allá de la alimentación y se centra en la protección del medioambiente.

ODS agricultura sostenible
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