“El debate sobre el aeropuerto de Barcelona ha sido uno de los más encendidos y está transversalmente atravesado por muchos elementos. Debatir se encuentra dentro del debate de la normalidad académica y los debates sirven para formar opiniones y tomar decisiones informadas”, así ha empezado el debate Cambio climático, economía y salud: A propósito de la propuesta de ampliación del aeropuerto de Barcelona el director general de la UPF Barcelona School of Management, José M. Martínez-Sierra.
Moderados por Gema Revuelta, directora del Máster en Comunicación Científica, Médica y Ambiental de la UPF-BSM y del Centro de Estudios de Ciencia, Comunicación y Sociedad de la UPF (CCS-UPF), han conversado sobre si se debe o no ampliar el aeropuerto el investigador y Exdirector Científico de ISGlobal y Catedrático de Medicina de la UPF Hospital del Mar, el Dr. Josep Maria Antó, y el Director del Observatorio de Análisis y Evaluación de Políticas Públicas de la Universidad de Barcelona (UB), Germà Bel.
Bel ha afirmado que el aeropuerto “no tiene un problema de capacidad, plantear la ampliación es como pedir que ninguna autopista tenga nunca colas”. El profesor ha recordado que en 2007 colapsó la capacidad de la T1 con 33 millones de pasajeros cuando su techo era de 25 millones. Según Bel, el problema del aeropuerto catalán es que tiene una menor capacidad de conexión con destinos lejanos: “Donde hay congestión es en las horas puntas y las largas distancias, pero no en los slots en los que vienen los turistas, seguiremos viendo llegar turistas, este no es el problema”, ha afirmado.
“Debemos decidir si tenemos un problema de conectividad de larga distancia, yo creo que sí, por qué esta falta de conexión impide generar valor añadido a ciertos sectores económicos”
“Debemos decidir si tenemos un problema de conectividad de larga distancia, yo creo que sí, por qué esta falta de conexión impide generar valor añadido a ciertos sectores económicos”, ha seguido el profesor de la UB. En cuanto a la solución, Bel cree que la propuesta por AENA, o sea, la destrucción de la laguna de la Ricarda, no es la más práctica: “No es necesario destruir la Ricarda, hace falta habilitar el despegue por la pista larga, la que pasa por encima de Gavà Mar y Castelldefels”, y ha argumentado que la instalación residencial allí es muy posterior a los vuelos. Los vuelos que pasan por encima de esta zona residencial está limitada para evitar la contaminación acústica
Según el profesor, en caso de que los aviones despegaran por encima de esta población “el nivel de decibelios sería inferior al del Eixample”.
“Es un problema de valoración social, hay un problema de conectividad que afecta a sectores económicos que generan salarios altos y no tienen nada que ver con el turismo. Se puede hacer esta ampliación sin alargar las pistas, el problema es el gestor del Estado”, ha concluido el experto.
Así mismo, Bel ha relatado que en la propuesta de ampliación del aeropuerto, “el Gobierno central puso como línea roja emplear la pista diagonal, por motivos sociopolíticos” y ha afirmado que “Gavà Mar y Castelldefels plajta son de los barrios más ricos de Catalunya, si fueran Bellvitge y Gornal, los aviones ya estarían volando”.
En su intervención, Antó ha hablado sobre el impacto en salud y bienestar de esta ampliación. “Los aeropuertos tienen un importante impacto negativo en la salud debido tanto a los efectos directos de las emisiones contaminantes del aire y del ruido, como a los efectos indirectos por las emisiones de gases de efecto invernadero. Hay que tener en cuenta que los aviones a reacción emiten partículas ultrafinas cuya concentración atmosférica puede duplicarse en las áreas contiguas y que representan una contribución importante al calentamiento global, que no está adecuadamente tasada para los vuelos de larga distancia”, ha explicado.
“Aumentar la extensión y la actividad del aeropuerto a buen seguro aumentará estos impactos en la salud, sin favorecer una actividad económica resiliente y respetuosa con la naturaleza”
Antó ha afirmado que una investigación del Instituto Nacional de Salud Pública y Medio ambiente holandés ha mostrado que las personas que viven cerca del aeropuerto de Schiphol están expuestas regularmente a concentraciones más altas de partículas ultrafinas. En los días de alta exposición, los niños con problemas respiratorios sufren más síntomas y necesitan aumentar la medicación. Barcelona y muchos municipios del área metropolitana tienen habitualmente niveles de contaminación atmosférica que, en conjunto, suponen centenares de muertes evitables anualmente. “Aumentar la extensión y la actividad del aeropuerto a buen seguro aumentará estos impactos en la salud, sin favorecer una actividad económica resiliente y respetuosa con la naturaleza”, ha dicho.
Además, “la pérdida de biodiversidad y del pequeño pulmón verde que representaría la destrucción o la deslocalización del espacio natural de la Ricarda es preocupante, dados los pocos ecosistemas que todavía quedan en el entorno del área metropolitana con más densidad de población de Europa, con afectaciones a la salud a muchos niveles” ha añadido el profesor.