En esta tercera entrega de las cápsulas de conocimiento de la Cátedra Mercadona de la UPF-BSM se aborda un nuevo aspecto fundamental entorno a la economía circular: cómo pasar de la teoría a la práctica.
Entre las numerosas iniciativas para implementar la economía circular (EC) llevadas a cabo por órganos legislativos y gubernamentales, se pueden distinguir dos vías principales:
1. Implementación sistémica en toda la economía (a nivel local, regional, nacional y transnacional): En algunos países, la EC se está implementando de manera sistémica en toda la economía en tres niveles: a escala macro (ciudad, provincia y estado), escala meso (industria y empresas) y a escala micro (personas).
2. Implementación enfocada a sectores productivos: donde se han desarrollado políticas transnacionales que adoptan los principios de EC en el marco del Consumo y la Producción Sostenibles, Centros Nacionales de Producción Más Limpia y la Iniciativa del Ciclo de Vida del PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente).
¿Estamos avanzando en la economía circular?
Barreras que dificultan la transición hacia una economía circular
Las barreras que dificultan esta transición se podrían dividir en cuatro categorías:
La importancia del apoyo gubernamental
Los altos costes de inversión iniciales para los modelos comerciales circulares podrían reducirse mediante la intervención del gobierno, por ejemplo, mediante la provisión de apoyo financiero, un instrumento político comúnmente empleado en la UE, particularmente en el sector agroalimentario.
En este sentido, otro de los motivos por los cuales el apoyo de las políticas públicas puede ser clave es la dotación de un marco de referencia estable para estimular inversiones a largo plazo, así como dotar de las infraestructuras necesarias para agilizar el punto de inflexión en el cambio de modelo lineal hacia el circular.
El papel de la tecnología y cómo medir su implementación
Las tecnologías digitales pueden transformar los principios teóricos de la EC en actividades factibles y prácticas, impulsando la producción y el consumo hacia la EC. Por ejemplo, pueden complementar las habilidades y capacidades de los trabajadores y ayudarlos en sus esfuerzos para tomar decisiones operativas basadas en la circularidad.
La distinción de los modelos comerciales de economía circular surge en dos dimensiones principales: la interfaz y la propuesta de valor para el cliente, es decir, la implementación del concepto de circularidad al proponer valor a los clientes; y la red de valor, es decir, las formas a través de las cuales interactuar con los proveedores y reorganizar las propias actividades internas. Indicadores de evaluación de desempeño orientados a alguna de estas aristas, pueden ser un buen medidor de circularidad en una empresa determinada.
A pesar de haberse desarrollado multitud de métricas de circularidad, todavía las empresas encuentran grandes dificultades en este ámbito y queda un largo camino por recorrer.
Requisitos e impedimentos para la transición de las pymes a la circularidad
La transición de una economía linear a la economía circular tiene varios requisitos e impedimentos identificados que crean obstáculos para su implementación efectiva. Uno de los principales impedimentos es el de gestión de residuos y las actividades de reciclaje que permitan recuperar el valor de los productos o materiales al final de su vida útil.
La EC requiere una tecnología sólida, un diseño efectivo y experiencia técnica con un recurso humano capacitado formalmente para adoptar las estrategias de reutilización y remanufactura. Estos aspectos se consideran desafíos clave para alcanzar la circularidad.
En definitiva, la transición hacia la economía circular de las pymes europeas permanece como uno de los puntos de la agenda en Europa.