El COVID-19 ha sido una prueba de estrés para todos los Estados y todos los modelos de gestión pública. Desde China hasta Estados Unidos, pasando por Europa: Italia, España, Francia, Alemania, Inglaterra, Países Nórdicos hasta Asia y Sudamérica. La realidad es que no ha existido relación alguna entre sistema político (republica o monarquía, parlamentaria, presidencialista, unipartidista…) y solvencia ante la lucha contra el COVID-19. Todos han cometido errores en la gestión de la pandemia.
Sin embargo, hay aprendizajes de aquí y de allí que pueden darnos algunas pistas sobre cómo debería ser la nueva Administración para abordar con éxito una crisis como la actual. ¿Mejor un sistema de gestión pública centralizado o descentralizado? ¿Liderado por políticos o expertos? ¿Con servicios públicos o concertados? Sobre todo ello, habló Carles Ramió, Catedrático de Ciencias Políticas y de la Administración en la Universidad Pompeu Fabra y director del Máster Online en Gestión y Administración Pública en América Latina en el ciclo Rethinking Management de la UPF Barcelona School of Management.
Esta crisis no cambiará la Administración Pública pero acelerará los cambios que ya estaban previstos en la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible (ODS 2020-2030). Ramió anticipó algunos de los aspectos que cualquier gobierno debería priorizar en su modelo de gestión y administración pública, con un enfoque claramente 'científico'.
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