DeFi, o finanzas descentralizadas, es sin duda uno de los temas más candentes de los últimos meses en el espacio blockchain. Docenas de proyectos compiten en varios segmentos, incluyendo préstamos, soluciones de pago, comercio descentralizado o seguros y su tamaño ha pasado de mil millones de dólares a finales de 2019 a casi 100 mil millones en mayo de 2021 (ver Figura 1). En este primer artículo definiremos el concepto y pondremos ejemplos.
Figura 1: Valor total depositado (bloqueado) en Defi (USD), (fuente: defipulse.com)DeFi puede definirse como una forma experimental de praxis financiera que se aleja de la dependencia de intermediarios financieros centralizados. Como tal, DeFi pretende desintermediar la actividad financiera y lo hace mediante el uso sustitutivo de la arquitectura blockchain. A menudo, la plataforma más utilizada en aplicaciones DeFi es Ethereum, que se ha convertido en la herramienta principal de las innovaciones basadas en blockchain en los últimos cinco años. Los enfoques DeFi permiten a los usuarios intercambiar flujos de capital para diversos fines, ya sea en la actividad de lending-borrowing, intercambio de activos, diversificación de carteras, seguros o instrumentos de renta fija y renta variable.
La arquitectura descentralizada de DeFi emana de las DApps (aplicaciones descentralizadas) que están programadas para ejecutar funcionalidades financieras en blockchain. El uso de DApps permite a los usuarios no solo eludir las instituciones financieras tradicionales, sino también evitar las estructuras de criptomonedas como los exchangers, que se han convertido en los nuevos centros de intermediación cripto. Las soluciones DApp permiten a los usuarios de DeFi realizar transacciones directamente a través de mecanismos mediados por tecnologías de contratos inteligentes (Smart Contracts).
Estos contratos inteligentes automatizan procesos y posibilitan a través de la suma de múltiples DApps el desarrollo de mecanismos altamente complejos. Por ejemplo, pueden ajustar los tipos de interés en el intercambio de liquidez de manera automatizada y dinámica, lo que permite que múltiples usuarios realicen transacciones a tasas constantemente ajustadas con la oferta y la demanda.
Ejemplos de protocolos DeFi
Para mejor ilustrar en qué consisten las finanzas descentralizadas pensemos en uno de los casos de uso más sencillos, la relación prestamista-prestatario, es decir la oferta y demanda de liquidez. En los protocolos DeFi, los propietarios de stablecoins pueden optar por mancomunar estas criptomonedas de valor estable en un Smart contract para que otros usuarios puedan tomarlas prestadas tras dejar una garantía. Esta garantía consiste también en un criptoactivo que se deposita en el smart contract. Automáticamente, un protocolo DApp ajusta los tipos de interés en tiempo real en función de la oferta y la demanda. A diferencia de estructuras tradicionales, en este caso no existe una institución que gestiona y garantiza las operaciones. Todo se llevan a cabo de forma automática a través de smart contracts. Estos contratos inteligentes tienen una programación que garantiza el funcionamiento de la DApp y al ser visibles y públicos otorgan un alto nivel de transparencia y seguridad. En definitiva, los usuarios pueden estar seguros que la DApp no hará nada distinto a lo que especifica el código del Smart contract.
Un ejemplo de DeFi es el de compound finance, que además incluye una estructura de incentivos para promover transacciones. Esta plataforma no sólo paga intereses en la actividad crediticia, sino también distribuye una criptomoneda a prestamistas y a prestatarios (el token COMP) para promover el intercambio entre ahorradores y gastadores, además de permitir el intercambio de la moneda con otras plataformas como los cripto-exchangers. La necesidad de dejar una garantía, al igual que en las finanzas tradicionales, es una característica importante en muchos de estos protocolos como Compound. Como bien sabemos, en los modelos tradicionales el prestamista ha de contactar con una institución que requerirá ciertas garantías en función de su propio criterio y que además está condicionada por altas cargas regulatorias. Por el contrario, en los protocolos DeFi, las reglas se deciden por la comunidad sin que exista un intermediario responsable de la decisión y/o ejecución. Además, el proceso general es mucho más dinámico, ya que las particiones de los respectivos activos en garantía son negociables 24/7, y su fungibilidad está garantizada por construcción.
Otro ejemplo de DeFi es el de Uniswap, un protocolo de intercambio descentralizado que genera liquidez para los tokens basados en Ethereum. Desde el origen de las criptomonedas, los exchanges centralizados han sido la piedra angular para la creación de liquidez. Sin embargo, se está construyendo un mundo paralelo en forma de protocolos descentralizados (trustless), como Uniswap, que no necesitan intermediarios o custodios para facilitar el trading. En esencia, Uniswap es un protocolo de liquidez automatizada. Permite a los usuarios hacer intercambio de criptoactivos sin intermediarios, con un elevado grado de descentralización y resistencia a la censura. Un algoritmo crea incentivos dinámicos para que los tenedores de tokens o criptomonedas formen grupos de liquidez compensándoles a través de comisiones. Esta plataforma ofrece, por tanto, una estructura alternativa a los market-makers de los mercados tradicionales.
En protocolos como Uniswap, los volúmenes de negociación diaria son muy elevados, pero en gran parte se debe a la existencia de proyectos recién fundados y altamente especulativos. Sin embargo, estos proyectos se desvanecerán gradualmente y para asegurar un crecimiento sostenible de DeFi será necesario generar liquidez conjuntamente con casos de uso en el mundo real. Los entornos cripto y los entornos tradicionales han de poder convivir y conectarse. Para ello, uno de los grandes retos a los que se enfrenta DeFi es el del cumplimiento de la regulación financiera. Actualmente existe un gran desequilibrio entre la carga regulatoria que han de soportar las Instituciones Financieras (IF) tradicionales y las DeFi, lo que otorga a estas últimas una indiscutible ventaja sobre las primeras. En un segundo artículo analizaremos qué efecto puede tener la imposición regulatoria en las DeFi.