Las librerías del presente y sus preguntas sobre el futuro
9 Noviembre - 2021
Jorge Carrión, director del Máster en Creación Literaria
Ahora que celebramos el día de las librerías mientras la pandemia se empieza a diluir en la atmósfera vírica, tal vez sea el momento de pensar en serio sobre qué pasó con ellas en marzo del año pasado. Mi sensación es que las librerías reaccionaron como buenamente pudieron, trabajaron a destajo y se salvaron gracias tanto a ese esfuerzo como a aliados obvios y no obstante inesperados. Durante el confinamiento entendimos que necesitábamos compañía física y no sólo virtual en el ámbito del hogar. Los libros fueron entonces tan importantes como las mascotas, las plantas o la cocina. La historia de la literatura, además, dejó claro en cuestión de semanas que los catálogos audiovisuales acaban por agotarse, mientras que las lecturas son potencialmente infinitas. Pero lo cierto es que, más allá de las horas extra y esas ayudas brindadas por el contexto, la psicología o la tradición, muchas librerías no estaban preparadas para una crisis como la que vivieron.
Las librerías se jugaron su supervivencia cuando ya era obvio que ningún negocio o proyecto cultural podía ignorar la necesidad de un entorno y unas herramientas digitales.
En aquellos momentos tan difíciles se evidenció que las librerías son por naturaleza reactivas. Por lo general, saben reaccionar. Son resilientes, pero también suertudas. Tal vez sea ya hora de cambiar esa lógica y de que las librerías empiecen a ser más propositivas que reactivas. En marzo de 2020 todavía había muchas librerías que no tenían una buena página web y, por tanto, no podían vender a través de ella; ni unas redes sociales pixeladas que acompañaran y potenciaran a las personales. Se jugaron su supervivencia cuando ya era obvio que ningún negocio o proyecto cultural podía ignorar la necesidad de un entorno y unas herramientas digitales.
La pandemia ha acelerado la digitalización del mundo y la post-pandemia –según parece– va a apuntalar la convivencia del teletrabajo, la educación a distancia, el comercio electrónico y las relaciones virtuales con las experiencias laborales, educativas, comerciales y emocionales de cuerpo presente, sensoriales y físicas. Al mismo tiempo que nos acostumbrábamos a Zoom, Teams, WhatsApp o Tinder, echábamos tremendamente de menos el contacto, la presencia. Eso quiere decir que el libro va a seguir coexistiendo con la pantalla. Es una gran noticia para las librerías, que salen reforzadas de esta experiencia por lo demás traumática. Pero no hay duda de que no pueden seguir confiando en la tradición y en la suerte si quieren llegar vivas al siglo XXII.
¿Es posible la existencia de un gran metaverso de la cultura, que siga el modelo de Wikipedia y no el de Facebook?
Todo apunta a que durante esta tercera década del siglo se van a imponer el internet de las cosas y los metaversos de la realidad aumentada y virtual. Las marcas y empresas del planeta están adaptándose al nuevo imperativo de la sostenibilidad. El futuro ya es en parte presente: es muy probable que los dos ejes principales de las próximas décadas sean la conciencia del cambio climático y la inteligencia artificial. Y que, entre las mayores preocupaciones de todos y cada uno de nosotros, esté la soledad.
¿Cómo están posicionándose las librerías ante ese horizonte cada vez más real e inminente? ¿Cuáles son sus propuestas? ¿Cómo repercuten las discusiones y los acuerdos de la European and International Booksellers Federation en nuestras librerías de proximidad? ¿Están llegando los libreros a acuerdos con desarrolladores de tecnología y centros de investigación para avanzarse a los próximos movimientos de Amazon? ¿Es posible la existencia de un gran metaverso de la cultura, que siga el modelo de Wikipedia y no el de Facebook? ¿Van a seguir las librerías reaccionando a cada nuevo desafío cuando quizá ya sea demasiado tarde? ¿O, por el contrario, van a ser propositivas y realmente contemporáneas? ¿Qué preguntas se están formulando las librerías en este día de las librerías de 2021? ¿Cómo pueden convertirse en preguntas que nos formulemos todos, para llegar a respuestas colectivas?
