Xavier Brun
Profesor y director del Máster en bolsa y mercados financieros de la UPF Barcelona School of Management
La alegría se extiende por las bolsas mundiales a pesar de la pandemia y la recesión del 2020. La capitalización de los parqués escala en los Estados Unidos, Alemania, Japón... La profunda crisis económica y social que afecta el mundo no está en los mercados. Pero esta aparente desconexión tiene una explicación. Se puede decir que los mercados se encuentran en un estado de burbuja actualmente?
Has estado enamorado alguna vez en la vida? Suponemos que sí. Pues así es como actúan los mercados. Cuando están enamorados, todo es bonito, eres optimista con la vida y contagias a los otros esta alegría. Cuando los mercados están en este estadio los precios suben, las noticias siempre son positivas -incluso las malas!- y todo el mundo quiere entrar y ganar dinero tal como lo has hecho tú.
Pero, ¿y qué pasa cuando te dejan? Pues lo mismo pasa en los mercados, todo es deprimente, eres pesimista y encomiendas a la gente tu escenario negativo. En resumen, el mercado, como nuestras emociones, es bipolar.
Desde fuera mucha gente puede pensar que estamos enamorados, mejor dicho, eufóricamente enamorados. Lo que en los mercados se denomina burbuja. Para que realmente haya una, tienen que converger tres aspectos:
Pues bien, en los mercados de renta variable (conocidos como bolsa) no se dan todas estas condiciones. Por lo tanto, no podemos decir que estemos en una burbuja. No hay euforia, puesto que no vemos a la tía Maria muriéndose de ganas de invertir en este mercado que hace ganar tanto dinero. Las valoraciones son exigentes, todo el mundo se encuentra más bien instalado en la parte optimista que no en el pesimismo. Lo que se pagaba por kilo de beneficio se paga algo más alto que lo que se pagaba históricamente, los precios son más altos que la media. Pero no nos encontramos en máximos históricos.
Pero la razón es simple: los beneficios en los próximos dos años no serán muy altos por culpa de la pandemia. Quizás sí que hay cierta euforia en sectores concretos como algunos nichos tecnológicos, pero son casos puntuales.
Ahora bien, la última condición sí que se da, la de la financiación fácil. Quizás no para particulares, pero si en grandes bancos. Los bancos centrales han imprimido dinero para poder salvar la economía y este va buscando rentabilidad allá donde puede.
Así, llegamos a la conclusión: en los mercados no se dan todos los ingredientes para estar instalados en una burbuja. Se dan unos cuántos factores, pero no todos. Otra cosa es cuando nos centramos en diferentes sectores, como por ejemplo las tecnológicas americanas, todo lo relacionado con renovables como el hidrógeno o Bitcoin. Veremos si el tiempo hace pasar estos submercados del enamoramiento al desencanto.