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Europa se enfrenta a una hora decisiva

1 Marzo - 2022
Ucrania

Jaime Batlle
Director Académico del Postgrado en Desarrollo Directivo en Negocios Sostenibles
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La invasión de Ucrania por parte de Rusia es sin duda el acontecimiento bélico en Europa más trascendente desde el final de la segunda guerra mundial, pues si Rusia, como parece que ocurrirá, se hace con el control y anexión de Ucrania, se producirá un doble efecto: la expansión hacia occidente de la frontera rusa, hasta las mismas puertas de Polonia (País perteneciente a la OTAN) y la activación del artículo 4 de la alianza, en virtud del cual, cualquier país miembro de la OTAN que sienta amenazada su integridad puede solicitar el apoyo militar del resto de la misma.

Ucrania era un colchón de seguridad, un espacio "neutro" entre los dos bloques con marchamo OTAN no confirmado y con visos de una mirada estratégica inteligente, que hubiera pospuesto la integración como algunas fuentes aseguran a 25 años vista.

El argumento de Putin de que Ucrania podía ser una amenaza para Rusia siendo miembro de la OTAN por su cercanía a territorio ruso, cae por su propio peso

El argumento de Putin de que Ucrania podía ser una amenaza para Rusia siendo miembro de la OTAN por su cercanía a territorio ruso, cae por su propio peso pues el movimiento ruso, al anexionar Ucrania se ha colocado justo delante del peligro que manifiesta querer evitar a las puertas mismas de la OTAN en la frontera con Polonia.

¿Evitar?, esa es la cuestión. No se trata de una estrategia para evitar, sino para todo lo contrario, al ir de bruces a encontrarse con la frontera de Polonia, es decir, de la Alianza Atlántica.

Por tanto, el motivo de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, hay que centrarlo en el interés ruso por instalar y evidenciar un nuevo telón de acero como instrumento de su estrategia exterior, que no es otra que debilitar a la Comunidad Europea, aprovechando que salimos de una pandemia que ha debilitado nuestra economía, padecemos una importante crisis de deuda, hemos perdido el tren tecnológico, no disponemos de capacidad militar de defensa, Estados Unidos se ha alejado de Europa (no solo en el ámbito militar) y el Brexit se ha consumado.

Pero, ¿para qué quiere Rusia una Europa más débil?. Hagamos la pregunta de otra manera: ¿a quién beneficia una Europa más débil económica y políticamente?. La respuesta es sencilla: a Rusia para ganar influencia en países de la antigua órbita soviética ahora miembros de la Comunidad Europea, para presionar a los países nórdicos y asegurar así su frontera en el flanco oeste y principal y sobre todas las cosas y fundamentalmente, para volver a las fronteras de 1945.
Hay un detalle que llama poderosamente la atención sobre este expansionismo ruso. La amenaza a Finlandia para no formar parte de la OTAN, pero ¿Suecia? En los pequeños detalles suelen desvelarse las incógnitas.

La otra potencia beneficiada es China por varias razones. Podría tener vía libre para modificar el statu quo de Taiwán aprovechando que las miradas y los esfuerzos están situados en Europa

La otra potencia beneficiada es China por varias razones. Podría tener vía libre para modificar el statu quo de Taiwán aprovechando que las miradas y los esfuerzos están situados en Europa, se encontrará a unos Estados Unidos que tendrá que ocuparse también de utilizar sus recursos en el Pacífico y en Europa, por limitados que estos sean, una Europa también más debilitada en cuanto a su competencia comercial y sobre todo, a un poderoso aliado, Rusia, cuyo PIB ni mucho menos es el de una potencia global, lo cual no implica que pueda ser un adversario ni tecnológico ni comercial, pero si un poderoso aliado militar que ponga el foco donde a China le interese y le barra para casa en los escenarios convenientes.

Tampoco es desdeñable en clave interna para Rusia el motivo económico. La estrategia rusa de mover el mapa geopolítico a 1945, implica en la forma de hacerlo, recuperar preponderancia económica. Desde luego con la anexión de Ucrania.

En este escenario, el papel de China con una equidistante posición cercana a Rusia, tratará en este escenario de ganar influencia geoeconómica en su pugna con Estados Unidos. El escenario no está en Europa, sino en el Pacífico.

¿Se atreverá Rusia con los países bálticos, hoy miembros de la OTAN?. Es probable es que no, pero no debería descartarse de manera categórica, sobre todo si la respuesta occidental es tan tibia como en el caso de Ucrania que solo se limita a sanciones económicas.

Cuando el secretario general de la OTAN dijo en enero que la Alianza Atlántica no se implicaría militarmente, ese día la invasión de Ucrania empezó a tomar visos de realidad.

El papel de Estados Unidos es clave para frenar el expansionismo ruso en Europa y ese rol debe jugarse con una inteligente combinación de mesura y contundencia.

Europa llega a contrapié y destiempo a este enorme desafío mientras al otro lado del atlántico, Estados Unidos tiene un frente abierto mucho más importante estratégicamente para sus intereses, como es la disputa con China por la supremacía mundial.

La principal incógnita es si el expansionismo ruso se detendrá en Ucrania en su modo militar o avanzará por otros cauces desestabilizadores.

La principal incógnita es si el expansionismo ruso se detendrá en Ucrania en su modo militar o avanzará por otros cauces desestabilizadores.

Vivimos tiempos de gran incertidumbre y mayor riesgo. Ambos, enemigos potentes para abordar el gran reto de nuestro tiempo que es el cambio climático y que requiere unidad planetaria. Lo ocurrido en Ucrania va sin duda en dirección contraria.

Es hora de reinventar el presente desde la perspectiva europea. La magnitud del desafío lo exige y es, sin duda, de un tamaño descomunal que pondrá a prueba a los actuales dirigentes europeos.

Europa se enfrenta a una hora decisiva.

ODS Jaime Batlle ESP

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