David Igual, Profesor del Máster Universitario en Finanzas y Banca
Las fintech (empresas que actúan en ámbito financiero con un componente tecnológico) están ocupando, cada vez, un papel mayor en las finanzas impulsando la innovación mediante nuevas formas y modelos de negocio que representan una alternativa a los clásicos servicios ofrecidos por la banca. No obstante, los bancos frecuentemente desarrollan líneas de colaboración al ser consideradas como una fórmula más útil para afrontar el cambio tecnológico que les exige el entorno digital tanto por el lado de los usuarios como por la amenaza que significan los omnipresentes operadores tecnológicos conocidos como bigtech [1].
Es relevante destacar el consenso existente sobre este rol dinamizador de las fintech en las finanzas en los últimos años como demuestra la apuesta por estos proyectos por parte de inversores que aportan capital de riesgo, que es la auténtica medida de su éxito. También se confirma su capacidad de transformación por parte de las propias administraciones públicas que impulsan su creación y crecimiento mediante los denominados “sandbox” que son espacios creados al amparo legal para el desarrollo de nuevos modelos de negocio que aún no se encuentren protegidos por las regulaciones vigentes.
Mientras que en 2010 el capital global destinado a fintech del total de inversiones en M&A era de solo un 1%, en 2020 ya se situaba en un 5%
Las fintech se orientan a segmentos específicos de mercado denominados verticales, como con los pagos, gestión patrimonial, créditos, seguros, etc. Su principal característica es que operan como start-ups en ese ámbito específico con propuestas digitales y su crecimiento solo es posible si consiguen capital de riesgo que crea en el proyecto y que, a su vez, espera obtener resultados en el futuro. Esta característica es una de las razones de su éxito, ya que el planteamiento de expectativas de futuro y de innovación independiente tiene buena acogida en los mercados cambiantes. En cambio, en el interior de una entidad financiera es más difícil esta innovación, ya que precisa dar respuesta a un mercado de forma inmediata y los mercados financieros, con cotizaciones diarias y presión sobre los resultados no recogen de forma eficiente los proyectos de futuro que pueda tener un banco basado en tecnologías que los propios inversores corrientes no conocen.
Recientemente en un estudio[2] del Banco de Pagos Internacionales (Bank For International Settlements, BIS)[3] sobre las tendencias de financiación de las fintech y qué impulsores se pueden identificar como factores de éxito aporta una información relevante coincidente con el concepto de colaboración de las fintech con la banca así como del soporte que significa la ubicación de estas en entornos favorables a la innovación con proyectos de sandbox.
Según este estudio del BIS, en fintech desde el 2010 se han realizado alrededor de unas 35.000 transacciones de M&A con una inversión en capital por encima del billón de dólares. Mientras que en 2010 el capital global destinado a fintech del total de inversiones en M&A era de solo un 1%, en 2020 ya se situaba en un 5% lo que demuestra la confianza del capital riesgo en estos proyectos que frecuentemente precisan años de maduración y fuertes dificultades de crecimiento.
En las fintech en las que se produce una entrada de capital por parte de bancos consiguen posteriormente un crecimiento de las inversiones un 30% mayor que la media de estas compañías
Por otro lado, en la innovación de la economía digital, se corre el riesgo de que los operadores tradicionales con una gran la base de usuarios y que cuentan con una enorme ventaja sobre los nuevos participantes, la actividad de fusiones y adquisiciones pueda tender incluso a reducir la innovación al adquirir participaciones (asesinas) para evitar que los nuevos productos escalen y los usuarios prefieran la nueva propuesta rival.
Siguiendo el estudio del BIS en las fintech en las que se produce una entrada de capital por parte de bancos consiguen posteriormente un crecimiento de las inversiones un 30% mayor que la media de estas compañías. Este dato es relevante y demuestra la colaboración e interés de los bancos en éxito de las fintech en las que participa en su capital. Este dato viene a refrendar que los bancos ven complementarios estos proyectos y que tenerlos en su órbita les puede ayudar a la innovación sin tener que dedicar recursos específicos internos al desarrollo en múltiples proyectos. La oferta complementaria puede permitir hacer frente a fintech que tengan un planteamiento más retador.
Cuando una bigtech entran en una fintech, estas ven limitadas sus inversiones en el futuro: son percibidas como competidoras directas y los proyectos quedan frenados.
En cambio, resulta más sorprendente la otra conclusión del trabajo del BIS cuando se refiere a la evolución de las fintech en las que se ha producido una entrada de capital por parte de una bigtech. En estas situaciones no se produce la mejora de las inversiones futuras de las fintech que ven limitadas sus inversiones en el futuro. El estudio sugiere que las grandes tecnológicas están más interesadas en que los nuevos proyectos no prosperen porque sus modelos de negocio compiten en su modelo de negocio de tener una red de usuarios en sus plataformas digitales. En este caso las fintech sí son percibidas como competidoras directas y los proyectos quedan frenados.
Finalmente en el estudio también se destaca que la ubicación es otro factor clave. Las zonas geográficas del mundo con mayor capacidad de innovación y calidad regulatoria junto con la promoción de sandbox son drivers y factores que impulsan el éxito de las fintech.
[1] Las bigtech más importantes operan mediante plataformas tecnológicas que se apoyan en el uso de datos y uso intensivo de nuevas tecnologías, disponen de elevados recursos y gran capacidad de interactuar con sus usuarios. Su origen está pensado en un consumo a través de un smartphone mediante una experiencia de usuario que supera a los negocios tradicionales. Los principales se identifican con: GAFAM (Google, Apple, Facebook, Amazon y Microsoft) y BAT (Baidu, Alibaba y Tencent).
[2] Funding for fintechs: patterns and drivers. Giulio Cornelli, Sebastian Doerr, Lavinia Franco and Jon Frost. BIS. 2021.
[3] El Banco de Pagos Internacionales es una organización internacional financiera en la que participan los principales bancos centrales del mundo. Tiene su sede en Basilea. Su misión es apoyar la búsqueda de la estabilidad monetaria y financiera de los bancos centrales a través de la cooperación internacional y actuar como banco para los bancos centrales.