Oscar Elvira
Director del Máster Universitario en Finanzas y Banca
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Tras dos años conviviendo con los efectos del confinamiento que, a finales de 2021, frenaron la economía, todas las medidas expansivas de política monetaria y de los gobiernos -cuyo objetivo era la recuperación económica- provocaron un exceso de liquidez que concluyó con un incremento de los precios de la cesta de la compra. Es decir, la inflación apareció de forma significativa.
La inflación está en cotas que ni expertos, ni bancos centrales habían previsto. Una situación que, de cara a final de año, podría agravarse
En este sentido, cabe señalar que la inflación está en cotas que ni expertos, ni bancos centrales habían previsto. Un fenómeno que sigue conviviendo con unos tipos de interés oficiales prácticamente alrededor de cero.
Lógicamente, los responsables de la política monetaria han indicado subidas y, lo que es más importante, los mercados secundarios ya han anticipado subidas más relevantes. Además, cabe señalar que también se van anunciando retiradas de recursos monetarios del sistema, lo que provocará un aumento de los tipos de interés.
Se ha culpabilizado al covid-19 y a la guerra de Ucrania de la elevada inflación. Es cierto que ambas situaciones han generado problemas inflacionarios de toda índole, entre ellos la escasez de ciertos productos y disrupciones en las cadenas de suministros. También es cierto que, especialmente en Europa, asistimos a una crisis energética como consecuencia de la guerra en Ucrania.
Sin embargo, no podemos olvidar que el mundo occidental, con tal de facilitar la salida de la crisis que se originó en 2007, inundó la economía de dinero a través de los bancos centrales de forma jamás observada en el pasado. Muchos economistas advirtieron del riesgo inflacionista que todo ello comportaba, pero de forma sorprendente, esta posibilidad nunca se materializó en alza de precios al consumo, ni tampoco en alzas salariales relevantes. Solamente los activos (inmobiliario, bonos y acciones en algunos sectores como el tecnológico) subieron con fuerza.
El mundo occidental, para solventar la salida de la crisis de 2007, inundó la economía de dinero a través de los bancos centrales, pese a las advertencias del riesgo inflacionista por parte de muchos economistas
Ahora ha aparecido la inflación de precios al consumo, la que define lo que nos cuesta vivir. Esta inflación es la que está presionando a los Bancos Centrales a la subida de tipos y a la retirada del dinero en circulación. Según los últimos datos presentados, la inflación está alrededor del 9% en Europa y del 10% en España. De cara a final de año, la situación podría agravarse, ya que la estrategia rusa de cierres frecuentes del suministro del gas amenaza los precios y presiona al alza la inflación.
España es un país en el que muchas familias tienen vivienda en propiedad y que, para adquirirla, han necesitado de un préstamo hipotecario. En este sentido, seguramente en los últimos tres años, con tipos negativos, la mayoría decidieron hipotecarse a un tipo de interés fijo, que podría estar entre el 0,9% y el 2% en función de la vinculación con la entidad. Es decir, para tener un tipo de interés tan atractivo, han tenido que contratar más productos con la misma entidad (seguros del hogar, de vida, planes de pensiones, domiciliación de recibos y nóminas, tarjetas de crédito...), lo que implica que la cuota hipotecaria mensual no les va a variar nunca, hasta el fin del contrato, siempre que no amorticen capital antes del vencimiento.
En España, muchas familias pidieron un préstamo hipotecario para tener una vivienda en propiedad, pero si hoy quisieran comprarla, verían como las entidades han encarecido el coste
Sin embargo, hipotecas más antiguas, concedidas a 30 años a tasa variable -por ejemplo, el EURIBOR 12 meses + 1%-, en la próxima revisión verán aumentar el importe de dicha cuota de manera significativa. Por ejemplo, una hipoteca a la cual le quedaran 20 años hasta el vencimiento y cuyo capital pendiente fuera de 100.000 euros -con una tasa de interés de 0,52%, ya que en la última revisión de diciembre de 2021, el EURIBOR 12 meses estaba en negativo (-0,48%)-, está pagando 438,80 euros al mes, pero si hoy realiza la revisión, con un Euribor 12m a 1,80%, significaría que el tipo de interés a pagar sería del 2,80% y, por tanto, la cuota resultante a pagar sería de 544,64 euros. Es decir, 105,84 euros más. Si la hipoteca tuviera un capital pendiente de 200.000 euros, el incremento en la cuota mensual sería el doble: 211,68 euros.
Ante el riesgo de la persistencia en las presiones inflacionistas, el Banco Central Europeo (BCE) ha decidido seguir subiendo los tipos de interés oficiales. En la reunión del jueves 8 de septiembre, ha aprobado una subida sin precedentes del 0,75%, situando el tipo oficial al 1,25%, aunque el mercado interbancario (Euribor) ya anticipa mayores subidas. Si no hay cambio en la tendencia del Euribor hasta final de año, la situación podría complicarse más y se encarecería el coste de 4 millones de hipotecas variables que en este momento están pagando las familias españolas.
Ante el riesgo de la persistencia en las presiones inflacionistas, se espera que el BCE decida subir un 0,50% los tipos de interés oficiales, aunque el Euribor ya anticipa mayores subidas
Para terminar, mencionar que si alguna familia hoy quisiera comprarse una vivienda y endeudarse, vería cómo las entidades han encarecido el coste, ya que se podría optar por una hipoteca a tasa fija al 3% (bonificada con vinculación del cliente), o bien una hipoteca variable a una tasa Euribor 12 meses, más un diferencial del 0,60%.
Pero no se confundan, el verdadero problema en la economía es la deuda, el sobreendeudamiento público y privado, y no la inflación. Esta será la que marcará la evolución futura de los tipos de interés.