‘No vamos vestidos para conquistar’, de Inés Doujak, es el título de una de las 31 obras que forman parte de la exposición colectiva La bestia y el soberano y que puede visitarse en el MACBA –pese a toda la polémica suscitada y las dimisiones correspondientes- desde el 19 de marzo hasta el próximo 30 de agosto. El revuelo mediático generado por el veto a esta obra en que aparece el Rey Juan Carlos, su posterior readmisión y apertura al público y sus consecuencias políticas como la dimisión del director del MACBA, Bartomeu Marí, y el despido de los comisarios Paul .B Preciado y Valentín Roma ha desviado la mirada del público hacia el debate y la controversia en lugar de hacia el objetivo artístico, la interpretación y el valor de la obra.
Más allá de la polémica, ¿en qué consiste la obra? ‘La protagonista de la obra es un personaje histórico, una sindicalista boliviana, Domitila Barrios, que es uno de los nombre clave en la lucha por la democracia en este país andino. Los otros dos personajes, el perro y el rey, son secundarios, flanquean al personaje principal. La obra es un retrato problemático de un personaje que tuvo una relevancia histórica aunque parece ser que la mayoría de la gente, incluido el patronato del MACBA, ha interpretado esa pieza como si uno de los personajes secundarios, el rey Juan Carlos, fuera el principal, explica Eloy Fernández Porta, profesor del Máster en Periodismo Cultural del UPF-IDEC. A su entender, ese malentendido en la interpretación y el objetivo principal de la obra ha sido el detonante de una polémica ‘absurda’ que ha culminado con la ‘inicial’ censura de la obra y con el descabezamiento del MACBA. ‘Una medida errónea, indignante y que abre muchos interrogantes sobre el futuro de la institución’, añade Fernández Porta, quien tilda de muy preocupante que los más recientes responsables del MACBA, como Roma, Preciado o, antes de ellos, Carles Guerra, hayan padecido ese mal trato laboral pese a su prestigio reconocido entre el sector del arte contemporáneo.
¿Y por qué tanta polémica? ‘El arte contemporáneo tiene una capacidad polémica y a veces eso pone en común a personas que no están de acuerdo en nada más. Eso ha ocurrido en el caso del MACBA donde se han producido dos procesos: uno político que depende del Patronato, y que ha concluido con el descabezamiento del museo, y otro generado en el ámbito periodístico y la opinión pública -influenciada en buena medida por la prensa-, donde mucha gente ha preferido recurrir a tópicos artefóbicos, anti-intelectuales e incluso homofóbicos que ir a ver una expo excelente.” ¿Es o no es una obra polémica, transgresora, provocadora dentro del arte contemporáneo? ‘Cualquier obra, por sorprendente que parezca, es convencional o incluso previsible en un contexto determinado, aunque sea un contexto muy pequeño. Con piezas como las de Doujak pasa eso: sus esculturas con un referente de obra de historia y con una parte escatológica o sexual son, desde hace muchos años, un género que tiene sus modalidades y que no pilla desprevenido a una persona que visita el MACBA. Esos términos que utiliza la prensa como ‘voluntad subversiva o rupturista’ no los veo en la obra ni en la intención del artista. Otra cosa es que parezcan transgresoras cuando aparece una mirada que no está habituada o se saca de contexto’, argumenta.
Para Fernández Porta, la polémica no proviene tanto por la presencia del Rey sino por la representación del sexo anal, un tema que sigue siendo tabú –dice- y especialmente si representa la sexualidad de la tercera edad. ¿Y quién se siente provocado? ‘Eso me gustaría saber a mí?, responde.