Tanto hombres como mujeres creen que el liderazgo femenino es mejor en tiempo de pandemia. Esta posición unánime entre las mujeres y preferente entre los hombres se desprende del estudio Cómo liderar presencialmente y en remoto a raíz de la crisis de la Covid-19. Comunicación, gestión del cambio y transformación de competencias realizado por Sílvia Cóppulo, directora del Observatorio del Liderazgo en la Empresa y profesora de la UPF Barcelona School of Management.
El 78% de los cargos directivos cree que en tiempos de pandemia lideran mejor las mujeres que los hombres, y el 62,8% opina que las personas mayores de 45 años lideran mejor que las jóvenes. Estos datos se desprenden de las más de 150 encuestas y entrevistas realizadas en el marco del estudio paritario a hombres y mujeres que dirigen equipos en organizaciones y empresas de Catalunya, de diversos sectores, tanto públicas como privadas.
La autora del estudio, licenciada en Psicología y doctora en Comunicación, cree que: "Parece cierto que las líderes deben superar más obstáculos hacia el poder, lo cual las haría más resilientes y flexibles, cualidades esenciales para afrontar una crisis. Pero, podemos preguntarnos: ¿existe una tendencia a reservar para las mujeres los peores puestos o aquellos en los que existe mayor riesgo de fracaso? A este fenómeno se le denomina glass cliff. Las mujeres deben resolver las situaciones complejas, pero una vez alcanzados los resultados, se las precipitaría nuevamente hacia abajo. Habrá que analizar si el lugar preeminente que ahora pueden ocupar mujeres líderes se mantendrá una vez concluida la crisis por la covid-19".
El estudio analiza también otros aspectos como el papel del líder, el efecto que ha tenido la pandemia sobre el liderazgo, la aplicación del teletrabajo, la formación necesaria para afrontar estos retos y la situación personal de los encuestados.
Según el estudio, para los directivos y directivas encuestados "tener un equipo cohesionado y comprometido" es el elemento más valorado repetido cuando se pregunta qué debe perseguir un buen líder. También se considera que debe "ser eficaz en la organización y en la operativa de trabajo". En cambio, se aprecia menos importante que obtenga "unos resultados excelentes". La mayoría de los encuestados cree que la capacidad de liderazgo depende de las habilidades y competencias interpersonales, en especial de la comunicación y del control emocional. Así mismo, en tiempos de pandemia, los entrevistados subrayan que se necesitan líderes que actúen de manera distinta y más activa.
Respecto a los efectos que la pandemia ha tenido sobre el liderazgo, casi la totalidad de las personas entrevistadas considera que, a raíz de la crisis sanitaria, es necesario que los líderes piensen, actúen y lideren de una manera distinta y más activa. También se observa que la epidemia ha mejorado la confianza del líder en su equipo, a pesar de no poder controlarle en muchos casos presencialmente, y ha hecho que se fomente el trabajo colaborativo. Así mismo, se señala que se mantiene un estado emocional positivo que se contagia al equipo y se observa también que los resultados apuntan que la pandemia no parece haber aumentado la supervisión del desempeño del trabajo.
En cuanto a lo que se espera del líder de la empresa, el estudio indica que se requiere una mejora en la comunicación interpersonal y en inteligencia emocional, la generación de un clima mayor confianza y motivación y mayor creatividad y que se le perciba en líneas generales como un buen líder. En este sentido, de entre las acciones que ya se realizan en la actualidad, destacan el apoyo al equipo, la creación de una visión común y coherente, la concreción de objetivos y la realización de llamadas o videollamadas más a menudo en substitución de correos electrónicos.
De los sentimientos generados por la epidemia, destaca la capacidad de adaptación a los cambios. En el otro extremo, encontramos el miedo escaso a perder el trabajo o a enfermar por parte de los directivos y directivas.
Teletrabajar con eficacia requiere no tan solo de la implementación de los recursos tecnológicos que posibiliten la comunicación entre las personas que trabajan conjuntamente, sino también de modificaciones en la organización interna de la propia empresa, amén de la concreción de las funciones de los empleados, de los horarios laborales y de las competencias que tanto trabajadores como quienes los lideran necesitan para ser eficaces desde la distancia.
El estudio indica que más de la mitad de los directivos y directivas dice trabajar parcialmente en remoto. Destaca que los equipos trabajan más en remoto que los directivos, que tienden a trabajar más presencialmente. Un 18% asegura trabajar presencialmente con el equipo parcialmente en remoto, y un 8% trabaja parcialmente en remoto con el equipo totalmente en remoto.
La mayoría de los entrevistados considera que el trabajo en remoto no afecta a la productividad en general, aunque casi la totalidad de los encuestados creen que aumenta la suya. A pesar de ello, más de la mitad (51,3%) considera que el trabajo en remoto tiene más inconveniencias que ventajas. Más concretamente, los hombres creen que presenta más inconvenientes que ventajas, y las mujeres tienden a valorar más positivamente los beneficios.
En este sentido, Sílvia Cóppulo declara: "Creo relevante la distinta valoración que de trabajar desde casa hacen hombres y mujeres. Estamos viendo que, cuando las restricciones amainan, buena parte de los hombres corren nuevamente a la oficina para trabajar presencialmente. Ellas, en cambio, continúan quedándose más a trabajar desde casa, "tentadas" de poderse ocupar del cuidado de la familia y del hogar, y asumiendo mucho más que sus parejas masculinas las tareas domésticas. Claro que, hay que tener en cuenta que "quedarse a trabajar en casa" en vez de "salir a trabajar a la oficina" puede repercutir negativamente en la promoción profesional de las mujeres, sencillamente porque cuando en encuentros no formales se discuten este tipo de cuestiones, ellas no están".
Por último, una gran mayoría considera que es adecuado disponer de mayores competencias y habilidades para trabajar en remoto. En casi un 80% de los casos, los encuestados consideran que tanto los cargos directivos como la plantilla deben disponer de mayores competencias y habilidades para desarrollar teletrabajo.
En este sentido, hay una gran mayoría que considera que la universidad debería enseñar a liderar equipos en situaciones de crisis, pero no se cree que en esta institución se esté ofreciendo una formación de este tipo en estos momentos. Las personas encuestadas creen que el Govern, la Unión Europea y el gobierno central deben promover esta formación y creen que existe una demanda en las empresas en "habilidades y competencias interpersonales" y en "comunicación interpersonal"; no tanta para "liderazgo en remoto".