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¿Cómo podemos reducir el recibo de la luz?

19 Octubre - 2021
Llum

Joan Anton Ros
Profesor del departamento de Finance, Accounting & Control
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El precio de la luz está en máximos y seguirá subiendo hasta cuotas impredecibles, sin tener en cuenta que todavía queda afrontar el invierno. ¿Tendré que dedicar todo mi sueldo a pagar el recibo de la luz? Estos picos de precio máximo se dan únicamente en una determinada franja horaria entre las 21 y 22 horas, cuando el consumo de los ciudadanos es más elevado. Esto no implica que el precio de la luz sea más estable en el resto de las franjas horarias, pero si más barata.

Analicemos la situación para ver cuáles son las causas de este aumento de precios, evaluar las últimas medidas adoptadas por el gobierno y acotar actuaciones que podemos realizar los consumidores para minimizar el impacto de este encarecimiento.

Los conceptos clave en la factura da electricidad

Es importante prestar atención a la información de la factura de electricidad, donde se dan una serie de pautas clave para tomas las decisiones oportunas.

El gasto de energía supone un 39% a 45% del total de la factura de la luz, por lo que el 60% restante corresponde a impuestos y cargos adicionales.

El gasto de energía supone un 39% a 45% del total, por lo que el 60% restante corresponde a impuestos y cargos adicionales. IVA e impuesto de electricidad representan un 10% y un 0,5%, después de las últimas medidas adoptadas por el gobierno hasta final de año. Finalizado este periodo de gracia, se volverán a los valores originales del 21% de IVA y del 5,11 de impuesto de electricidad, es decir un 26,11% de nuestra factura. Los peajes de transporte y distribución representan del 16,5% al 22%, que es la retribución de las instalaciones para que la luz llegue a nuestro hogar. Finalmente, los cargos adicionales van del 21,1% al 28,5%. Corresponden a una prima para subvencionar una parte de las energías renovables, sufragar el déficit eléctrico (estamos pagando los errores del pasado), pagar el plus por cogeneración y residuos, y compensar los desequilibrios tarifarios en la generación de electricidad en los territorios no peninsulares (Ceuta, Melilla, Canarias, Baleares, donde es preciso generar energía, a través del suministro de gas y fuel, por vía marítima).

Estos peajes de transporte y distribución más los cargos adicionales citados, se distribuyen basándose en una cantidad fija vinculada a la potencia que tengamos contratada y una parte variable acorde al consumo de electricidad en cada franja horaria.

La potencia contratada es la cantidad de energía máxima que una vivienda puede consumir de forma simultánea. Para la mayoría de los consumidores viene oscilando entre 3,45 kW a 5,75 kW, con la circunstancia que a más potencia más gastos pagaremos. Resulta frecuente que la mayoría de los consumidores tengan más potencia contratada que la que realmente necesitan. Se recomienda ajustar esta potencia a las necesidades reales de cada hogar, revisar que la compañía no haya aumentado unilateralmente la misma y también solicitar a la compañía comercializadora que proceda a contratar las dos potencias diferenciadas que permite la actual normativa.

El coste de la energía consumida

La cantidad que pagamos en concepto de energía consumida es el componente variable de la factura, el cual depende de causas ajenas (gas, derechos de emisión CO2) y otras propias debidas a nuestros hábitos, si bien, ambas están claramente correlacionadas. En este sentido, los hábitos en el uso de electrodomésticos en las diferentes franjas horarias, sí que afecta de forma sensible a nuestros bolsillos, puesto que dentro de las tres franjas horarias, punta, plana y valle con el precio más alto, medio y más bajo respectivamente.

El precio del KWH en la franja punta es 22 veces más caro que el KWH en tarifa valle y 3 veces más cara que la tarifa plana, siendo este un motivo de reflexión.

El precio del KWH en la franja punta es 22 veces más caro que el KWH en tarifa valle y 3 veces más cara que la tarifa plana, siendo este un motivo de reflexión.

El precio de la electricidad diario se fija a través de un mercado mayorista regulado por la empresa OMIE, donde se encuentran por una parte los distribuidores que generan la energía, tales como Iberdrola y Endesa, y por otra las empresas comercializadoras, donde las primeras informan de los volúmenes y precios a los cuales van a vender la electricidad al día siguiente, para cada una de las 24 franjas horarias del día, mientras que las comercializadoras comunican las cantidades que van a necesitar y los precios que están dispuestos a pagar. Entonces un algoritmo, cruza las demandas y las ofertas, cubriendo en primer lugar toda la oferta a los precios más baratos y después los precios más altos, hasta llegar al punto donde se equilibra la oferta con la demanda, para cada una de las horas de la franja horaria. Entonces ¿cuál es el problema? El precio final aplicado a la electricidad para cada franja es el marginal, es decir, el precio más caro que entra en el punto de corte de casación entre oferta y demanda, y aquí es donde entran en juego nuestros hábitos de consumo.

La generación de electricidad procede básicamente de unas fuentes no almacenables como es la energía nuclear, las renovables y las hidráulicas de flujo continuo, donde sus costes variables son muy baratos y por tanto son los primeros volúmenes absorbidos. Si esta oferta no es suficiente, la demanda se cubre a través de centrales de carbón y ciclos combinados (que utilizan gas) y posteriormente con centrales punta (fueloil), con unos costes mucho más elevados por dos razones: el aumento que está experimentando el gas en los mercados internacionales y la necesidad de comprar derechos de emisión de CO2 por tratarse de empresas contaminantes, cosa que encarece considerablemente sus costes variables.

Los picos lo encarecen todo

Si nuestro consumo estuviera más repartido en las diferentes franjas horarias, con mayor uso de los horarios en tarifas valle y plana, el precio marginal de la luz sería mucho más barato, ya que posiblemente la demanda se cubriría íntegramente con la energía más barata (nuclear y renovables), mientras que si provocamos picos de tensión en la red, inevitablemente los precios marginales vendrán fijados por las centrales de ciclo combinado, mucho más caras y expuestas a la volatilidad y dependencia de los mercados internacionales.

Si nuestro consumo estuviera más repartido en las diferentes franjas horarias, con mayor uso de los horarios en tarifas valle y plana, el precio marginal de la luz sería mucho más barato.

El resto de medidas, tales como la bajada de impuestos, la reducción de las cargas por el déficit eléctrico, renovables y los territorios no peninsulares (todas ellas, con mucho margen de actuación), así como la intervención en el mercado de derechos de emisión de CO2, la compra y almacenamiento de gas, la incentivación de los contratos a largo plazo y las subastas por ampliación del parque de renovables, son temas exógenos para los consumidores, que dejamos en manos del gobierno.

ODS

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