Susana Domingo
Directora del Executive MBA de la UPF-BSM
Andrei Boar
Profesor de la UPF-BSM
El COVID-19 ha impactado en diferente grado, a gran parte del sistema empresarial en pocos días. En un fin de semana, millones de empresas y trabajadores se han visto obligados a cambiar su modo de trabajar. Su impacto ha sido elevado en múltiples sectores, y aún más, ha afectado a una parte débil del sistema empresarial, las start-ups. En situaciones habituales, solo 1 de cada 10 start-ups consigue consolidarse como empresa en crecimiento. Los expertos indican que tras el parón de la actividad por el "confinamiento" el 30% de las start-ups existentes, se extinguirán en el corto plazo.
Con el impacto del COVID-19, las start-ups han tenido que readaptar sus organizaciones, centrándose en actividades internas de la empresa, reestructurando costes y usando los ERTE's para mantener sus plantillas. Las contrataciones se han reducido, con la excepción de puestos concretos muy especializados que se han visto incrementados. Los proyectos de internacionalización se han visto paralizados con la mirada puesta en el próximo año, así como las ventas. Para poder solventar dicha situación, algunas empresas han decidido ofrecer gratis sus servicios o bien, atrasar el cobro de estos meses, para así poder captar clientes. Toda esta situación de caída de ingresos y deterioro de métricas provocará un retraso en la llegada de los inversores.
¿Han sido todo malas noticias? Por supuesto que no. Toda crisis es una oportunidad y algunas empresas han readaptado su actividad para centrarse en la resolución de las necesidades del momento: mascarillas, geles, pantallas protectoras, teletrabajo o testamentos online. Estas empresas han sabido aprovechar la oportunidad del momento, pero no está claro que a largo plazo puedan ser sostenibles.
En el futuro, y de acuerdo con la opinión de Christian Rodríguez, CEO de ByHours, start-up que ofrece microestancias en hoteles, el mercado y los inversores se centrarán en aquellas empresas que puedan mostrar sus oportunidades de crecimiento desde sus primeras etapas, existiendo por supuesto un valle de la muerte, pero no de años, sino de meses, ya que la incertidumbre no nos permite confiar en los proyectos a 5 años. Los modelos deben ser sólidos, con márgenes desde el primer momento y con gran capacidad de adaptación.
El emprendedor debe pensar en las oportunidades que el COVID-19 ha generado: aumento de los carriles bici en ciudades como Barcelona y Madrid, obligación de llevar mascarilla por parte de los Gobiernos hasta que se encuentre vacuna o necesidad de una alternativa a las concentraciones físicas de personas. La oportunidad más transcendental ha surgido en el sector salud. A raíz del coronavirus, la sociedad se ha dado cuenta de su importancia y en los próximos meses y años aumentará su peso como sector de actividad.
Otro elemento que se instalará en nuestras vidas a largo plazo es el teletrabajo. Aunque en un primer momento parecía que la pandemia no sería duradera, empresas como Google ya han anunciado a sus trabajadores que podrán trabajar a distancia hasta el año 2021. Las empresas necesitan soluciones para seguir funcionado, así como también, para sus propios trabajadores. La empresa Zoom, de videoconferencias, ha visto aumentada su cotización en más de un 250% en relación con los meses previos a la crisis. Las start-ups deben encontrar cuáles son las necesidades de los "teletrabajadores" y de sus empresas y solucionarlas. La digitalización será clave en este sector. Si el teletrabajo ha funcionado varios meses, ¿será necesario en el futuro volver a cumplir estrictamente horarios de oficina o podrá ser compaginable?
La seguridad ha tomado un papel muy relevante en nuestro día a día. Uno de los sectores más afectados es el turístico y parece que en los próximos meses resurgirá, también, con cambios. ¿Qué preferirá el cliente, un hotel económico, pero al 100% de capacidad, o un hotel con un precio más elevado pero que mantenga su capacidad al 50% y se pueda mantener la distancia de seguridad? ¿Estamos dispuestos a viajar a un país paradisíaco pero masificado, o preferiremos hacer turismo nacional, pero seguro? ¿Es estrictamente necesario viajar hasta EE. UU. para una reunión?
Las situaciones cotidianas están cambiando y es esencial la capacidad de adaptación de emprendedores y trabajadores, ya que al final, las personas son la parte más importante de toda organización. Cualidades como la gestión de crisis, de expectativas y de estrategias de proyecto, así como la inteligencia emocional, serán claves. Toda crisis es una oportunidad, solo depende de las personas.
Artículo publicado en El Periódico