Xavier Fornt, profesor de Banca internacional
Según la teoría de las cuatro D existe un camino, o una escalera hacia el infierno, que recorren los países antes de llegar a la situación final de default.
Analizando precedentes históricos, este camino es el que inician los países que de forma continuada presentan un elevado déficit público, y ahí tendríamos la primera de las cuatro D.
¿Cómo suelen cubrir estos países esos persistentes déficits públicos? Pues utilizando la segunda D, la deuda pública. Emisiones y más emisiones de deuda, con las que tapan sus déficits estructurales.
El déficit, la deuda, el 'downgrade' y el 'default' son los cuatro peldaños hacia el infierno de un país
Estas emisiones de deuda, que no comportan crecimiento alguno, ponen en alerta a las sociedades de rating, que dejan primero en observación durante un tiempo el rating de estos países, y al no corregirse la situación, acaban originando la tercera D. La del Downgrade, es decir, rebajan sus calificaciones, con lo cual se origina una desconfianza de los mercados y de los inversores hacia esos países.
Y esta desconfianza generalizada, hace que no puedan acudir más a los mercados internacionales, con lo que llegan indefectiblemente a la cuarta y temida D. La del default.
Así pues, esa escalera hacia el infierno, consta de cuatro peldaños. El déficit, la deuda, el downgrade y el default.
Para poder determinar si el posible default ruso sería económico o político (o puede que ambos a la vez), pasemos revista a los datos económicos rusos.
En el primer peldaño, el del déficit público. En el momento de escribir este artículo, el déficit público de Rusia está en el 4%, lo que no parece que sea alarmante.
El segundo peldaño, el de la deuda pública, lo tenemos en un 19% del PIB, lo que tampoco debería despertar demasiados resquemores.
El déficit ruso es del 4%, la deuda al 19% y tienen un 'rating' Triple B
El tercer peldaño, el de las calificaciones y ratings, andaban por la Triple B, que sin ser una maravilla, indican una aceptable calidad del crédito.
Quizá deberíamos analizar si el posible default sería provocado por el embargo internacional. Podría muy bien ser que estuviésemos ante un simple riesgo de transferencia, es decir ante una falta momentánea de liquidez en sus reservas de divisas para hacer frente a los pagos. ¿Pero es así?
Echemos un vistazo a las reservas de oro y divisas de Rusia, que en el momento de escribir este artículo, estaban cifradas en unos 630.000 millones de dólares, aunque parece que los embargos internacionales le han inmovilizado prácticamente la mitad de ellas.
O sea que quedarían unos 315.000 millones de libre disposición, que según se puede constatar en los datos del banco central de Rusia, estarían en la República Popular China mayoritariamente.
Si vemos los datos de la deuda pública rusa, repito de nuevo, en el momento de escribir este artículo, estaba cifrada en unos 250.000 millones de dólares.
O sea que, parece, que con las reservas de libre disposición, tendrían suficiente para cubrir su deuda.
Puede que no sea comparable, pero si tomamos estos mismos datos de otro país en graves dificultades, como es Argentina, tendríamos que su déficit público es del 8,6% (el doble que el de Rusia), su deuda pública del 102% del PIB (infinitamente mayor que la de Rusia) y sus reservas están cifradas en 37.000 millones de dólares, muchísimas menos que las de Rusia.
Rusia no dispone del apoyo del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial a diferencia de Argentina que con peor 'rating' no entra en 'default'
Si vemos la calificación de rating argentino, lo encontraremos situado en una Triple C, es decir, varios escalones por debajo de la triple B de Rusia (ahora rebajada ya a una triple C tras las dudas de estos días). Pero con una grandísima diferencia, y es que mientras Argentina cuenta con el respaldo y apoyo del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, que acuden prestos a su rescate, Rusia no dispone en estos momentos de este apoyo ni confianza.
Constantemente, a lo largo del artículo, hemos escrito que estamos trabajando sobre datos tomados en el momento de escribirlo, porque como las cosas cambian con tanta celeridad, es muy posible que la situación económica de Rusia empeore y se degrade por momentos.
Pero tomando como base estos datos y aplicando criterios de análisis tradicionales, nos parece que nuestra duda es razonable. Y puede que si en un primer momento cabría considerar el default más político que económico, con la afectación de las sanciones y el deterioro de la situación, acabe siendo un auténtico default económico en toda regla.