Sant Jordi, resiliente

Javier Aparicio Maydeu
Director del Máster en Edición
Catedrático de Literatura UPF

Ni hay ni habrá nunca dragones suficientes como para agotar a Sant Jordi, un símbolo del libro y de la cultura que superó la Guerra Civil como ha superado la pandemia, transformándose, adaptándose, resiliente e infalible. Después del traslado de fecha del año pasado, celebrándose en julio más para que no nos olvidáramos de él que para pretender que en verano la fiesta funcionase igual que en primavera, este 2021 regresa triunfante al 23 de abril, con la fuerza que le ha infundido la certeza de que leer beneficia la salud y de que los libros ejercieron de fármacos lenitivos durante meses de incertidumbre y de dolor, con la satisfacción de saber que el sector editorial no solo ha sabido resistir sino que ha alcanzado a crecer y a mejorar, y con la fortuna de que este año sea en viernes, el feliz introito de un fin de semana que para muchos lectores resulta interminable.

Este Sant Jordi elongado por motivos de una distancia social a la que la sanidad obliga pero que los libros contrarrestan vuelve a ser verdadero, porque el anterior fue real pero no fue verdadero. Se han inaugurado en la ciudad magníficas librerías que han multiplicado los puntos de venta de libros hasta devolverle a Barcelona su histórico recorrido, en el centro, para lectores que buscan libros pero a la vez buscan ver mundo sin viajar y buscan encontrarse a un amigo y buscan paz. Los medios se han volcado en recuperar sus suplementos especiales de Sant Jordi, escaparates de pantalla o de papel en los que elegir mejor pero asimismo en los que advertir el peso de la poderosa industria editorial que tiene en Barcelona una de sus principales capitales mundiales, junto a Nueva York, Londres, París o Frankfurt, un lugar mágico en el que se negocian, se contratan, se publican y se distribuyen por el mundo miles de novedades y de reimpresiones de fondo que enriquecen la vida de los ciudadanos. Los oficios del libro son oficios antiguos pero oficios en constante evolución. Los editores captan el talento de forma mucho más heterogénea gracias a las redes sociales, a la autopublicación y a las plataformas de escritura creativa; los libreros son ahora mucho más que prescriptores, son animadores culturales, y sus espacios hacen las veces de clubs de lectura, generan constantemente valor añadido a las librerías que están viéndose obligadas a mejorar su logística para competir con las multinacionales que venden ejemplares de Cervantes, palos de golf y adminículos para el baño. La maquinaria de las imprentas trabaja a su máxima capacidad, el papel sigue muy lejos de perder la batalla ante los dispositivos digitales de lectura, en realidad se afianza gracias a que la vieja tecnología de Aldo Manuzio parece como nueva, y a los niños les hace felices tocar las páginas, admirarse ante los pop-ups, jugar a leer.

Este año el Máster en Edición de la Universitat Pompeu Fabra cumple 25 años, y una hermosa manera de celebrarlo es ver que entre la oferta de novedades editoriales de este Sant Jordi hay centenares de libros negociados y contratados por alumni desde las grandes agencias literarias que atesora Barcelona, Carmen Balcells, Kerrigan, MB, Ute Körner, Casanovas & Lynch, y que muchas son las nuevas editorales creadas por nuestros estudiantes cuyos libros estarán en las mesas de este Sant Jordi, desde Minúscula, la más veterana, a Wunderkammer, Petits Plaers o dosmanos. Muchos editores, y scouts, agentes, traductores, blogueros, ejecutivos de empresas de big data, técnicos editoriales, packagers, gestores en gremios e instituciones oficiales del libro, del Institut Ramon Llull a las ferias de Frankfurt o Guadalajara, y otros profesionales del sector que hacen posible que la industria del libro y el mundo literario funcionen y crezcan, se han formado con nosotros, y su profesionalidad y proyección en todo el mundo es nuestra mejor recompensa. Cada Sant Jordi es su Sant Jordi. Cada Sant Jordi es nuestro Sant Jordi i mai será el darrer Sant Jordi!