Eloi Burriel
Profesor del Máster de Gestión Deportiva
Las condiciones sociales y familiares influyen en el desarrollo de la vida de las personas, pero también el espacio en que se mueven tiene su importancia. Por ejemplo, el territorio o la práctica deportiva se han convertido en elementos importantes de calidad de vida de la población y permiten dar respuesta a algunas de las necesidades surgidas de los cambios económicos, sociales y culturales.
Cuando se define la sostenibilidad como una forma de organizar la actividad humana de manera que satisfaga las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras, estamos hablando de un concepto que engloba aspectos sociales, económicos y ecológicos.
La práctica del deporte, como toda actividad humana, requiere la utilización de recursos que pueden generar un impacto ambiental. Esta realidad se hace más evidente en grandes eventos deportivos que mueven un gran volumen de practicantes y de espectadores. Es importante que la sostenibilidad sea uno de los ejes principales de estos eventos y más aún si se considera que el deporte puede hacer llegar sus mensajes a todo el planeta incluso por encima de políticas o ideologías.
La excusa que esgrimimos para justificarnos para no influir en políticas estratégicas, se centra, a menudo, en decir que el concepto de medio ambiente y, por consiguiente, la sostenibilidad ha sido algo novedosos, pero no es así.
Según la Comisión de Deporte y Medio Ambiente del Comité Olímpico Español, en 1992 el Comité Olímpico Internacional (COI) participó en la Cumbre de la Tierra, y en este marco, sus dirigentes tomaron conciencia de que el movimiento olímpico, y por extensión el mundo del deporte, no son ajenos a la realidad que los rodea, y que era necesario que se comprometieran a llevar a cabo una actitud más responsable hacia el medio ambiente. En el marco de esta Cumbre, se comprometió a los gobiernos a desarrollar políticas que condujeran a un desarrollo sostenible.
En 1994 se incluyó el medio ambiente como el tercer pilar básico del Movimiento Olímpico después del deporte y la cultura. En 1995 se constituyó la Comisión del Deporte y el medio Ambiente del COI.
En 1996 se celebró en Barcelona una Conferencia Internacional sobre Deporte y Medio Ambiente organizado por el Consejo Superior de Deportes (CSD), el Comité Olímpico Español (COE) y las Instituciones catalanas. Se elaboró un manifiesto que resaltaba la importancia de incluir el concepto de desarrollo sostenible en los reglamentos y estatutos de las entidades; se indicaba que en la organización de eventos deportivos sería necesario tomar medidas de buenas prácticas ambientales y, también, se destacaba el rol fundamental que deben desarrollar los poderes públicos, especialmente en lo que se refiere al impulso de acciones educativas y de sensibilización.
En 1999 se creó la Agenda 21 del COI y su objetivo principal fue lograr la participación activa del Movimiento Olímpico y el mundo del deporte en el desarrollo sostenible.
En el caso de Catalunya, también hay ejemplos en materia de concienciación en la aplicación de criterios sostenibles en el deporte. El Consejo Catalán del Deporte de la Generalitat de Catalunya, edita desde el año 1996 una serie de cuadernos con consejos y buenas prácticas aplicadas y los diversos ámbitos del deporte en sí y de las instalaciones.
En 2002, Barcelona aprobó la Agenda 21, un compromiso que debía permitir avanzar en un modelo de desarrollo sostenible. Una agenda con unos objetivos e indicadores de cumplimiento que han marcado de manera destacada y transversal las actuaciones que se han llevado a cabo desde todos los niveles a lo largo de los últimos casi 20 años. El deporte no ha quedado al margen de esta Agenda 21 y el deporte en Barcelona y los acontecimientos que se suceden utilizan criterios de sostenibilidad.
En cuanto a los Juegos Olímpicos de verano, los de Atenas 2004 significarán un paso atrás en los progresos ambientales conseguidos en Sídney (2000) y marcarán futuras decisiones.
En 2005, se constituyó la Comisión de Deportes y Medio Ambiente del COE, el panorama siguió cambiando y se generalizó, a las instituciones públicas, el concepto de sostenibilidad ambiental en sus políticas deportivas, se creó la Estrategia Nacional sobre Deporte y Sostenibilidad y la Carta Verde, lideradas por el CSD, y el convenio "Juega verde" suscrito entre el COE y la Federación de Municipios y Provincias.
Los Juegos Olímpicos de invierno de Turín 2006 y Vancouver 2010 y la Copa del Mundo de Fútbol de Alemania (2006) desarrollaron un conjunto de buenas prácticas sostenibles.
Hay otros factores más que empiezan a influir en la necesidad de mejorar la gestión, como la crisis económica y el incremento de precios energéticos. Estos elementos marcarán la necesidad de Planes y Programa a nivel local, motivarán un incremento de la Eco-sensibilización y condicionarán las actuaciones ante la necesidad económica de reducción de la factura energética. Un ejemplo es la introducción de la figura de gestor energético en algunos Ayuntamientos.
Todos estos elementos son, sin duda, parte importante en el cambio que, a nivel olímpico tienen los Juegos Olímpicos de Londres de 2012, un ejemplo de cómo incluir la sostenibilidad con estructuras temporales y con la finalidad de dejar legado en forma de biodiversidad en las mismas infraestructuras, como ejemplifica el Parque Olímpico Reina Isabel (Queen Elizabeth Olympic Park).
Barcelona ha estado siempre estrechamente vinculada al mundo del deporte. En 1992 los Juegos Olímpicos sirvieron para situar Barcelona en el mundo, pero sirvieron también para que Barcelona se convirtiera en un referente, en un modelo a seguir en la organización de grandes eventos deportivos. Desde entonces han sido muchos los eventos que se han celebrado en nuestra ciudad, y siempre aportando un valor añadido a ese acontecimiento.
Referentes en innovación, tecnología, comunicación, imagen, organización. ¿Y referentes también en sostenibilidad? Porque tal y como marca la Agenda 21 de Barcelona, la del deporte olímpico y los compromisos adoptados desde hace ya unos años en los diversos estamentos nacionales e internacionales, el deporte sostenible y la organización de grandes eventos respetando los principios de la sostenibilidad, son plenamente compatibles. ¿Se puede ser innovador, referente, vanguardista siendo a la vez sostenible?
En los Mundiales de Natación 2013, celebrados en Barcelona convergieron las normativas con la voluntad de la organización y se implantó un Programa Ambiental Estratégico de Sostenibilidad (PAES), con el objetivo de introducir vectores ambientales en el evento y crear un compromiso ambiental que apueste por la sostenibilidad y por la mitigación del cambio climático. Para llevarlo a cabo se creó la figura de coordinador de sostenibilidad.
En el PAES se plantearon 6 ejes y 70 acciones. También se introdujeron indicadores para valorarlas y disponer de una cuantificación de la gestión del evento en todas sus fases. De las 70 un 60% son realizadas en un 100% y un 17% en un 75%. Por ejemplo, se hizo una valoración económica de la gestión de los residuos con el aprovechamiento de banderolas y parte de materiales de hormigón y pallets utilizados en estructuras temporales o de la movilidad responsable con una dimensión del evento que facilita los trayectos de corta y media distancia, aparte del uso de motos y bicicletas eléctricas o los acuerdos para el fomento del transporte público.
Se demostró que es posible integrar criterios ambientales, que los miedos o excusas de que la sostenibilidad es más cara o de que los mercados no están preparados, no tienen fundamentos sólidos. Y se consiguieron ahorros que superaron los 65.000 euros, con formas de gestión que contemplan la sostenibilidad como forma de optimizar los recursos. Con el ejemplo del Mundial de Natación 2013 ¿se puede considerar una novedad, en el año 2021, introducir la sostenibilidad en el deporte? ¿Ha existido la voluntad necesaria para dar una continuidad a este tipo de gestión?