RobinGood - Alimentos con Alma y Broomx son ambas lo que suele denominarse "empresas sociales". Mientras la primera ya nació con una misión social muy clara, la segunda tuvo que realizar todo un proceso de transformación para incorporar el impacto social en su ADN. Así lo explicaron el pasado 20 de octubre durante la sesión "Startups que dejan huella: experiencias empresariales con impacto social, económico y medioambiental".
El evento, en formato online, contó con la participación de representantes de ambas startups: Luis Font, fundador de RobinGood, e Ignasi Capella, fundador de Broomx. Durante la sesión, moderada por el vicedecano de Transferencia de Conocimiento y director del Postgrado en Emprendimiento Social y Desarrollo Directivo de la UPF-BSM, Ramon Bastida, ambos emprendedores relataron sus trayectorias y experiencias a los estudiantes. Roser Hernández, subdirectora general de Dirección de Economía Social del Departament de Treball de la Generalitat de Catalunya, también participó de la sesión.
"No es fácil encontrar inversores que crean en proyectos de impacto, puesto que el foco sigue siendo la rentabilidad"
"Si somos una startup con impacto social es porque hemos hecho un viaje desde el sector del entretenimiento y el turismo hacia otros sectores con un mayor impacto social", expuso el fundador de Broomx, que admitió que "no ha sido una transformación divina, sino que hemos adaptado el producto y hemos hecho una reorientación estratégica". El representante de la compañía tecnológica, fundada en 2015, centrada en crear sistemas de realidad virtual inmersiva, añadió que, con el tiempo, han "conseguido llevar sus sistemas a nuevos lugares", como por ejemplo centros sanitarios, hospitales, universidades, etc.
Por su parte, RobinGood es una empresa nacida más recientemente de la mano de Luis Font, quien tras trabajar durante diez años en el sector de alimentación y admirar, según sus palabras, "casos paradigmáticos" como La Fageda, hace tres años se decidió a crear su propia empresa social. "Así es como nació RobinGood, cuyos productos están íntegramente elaborados por personas con capacidades distintas o riesgos de exclusión social", explicó. "Encontramos socios y, desde el primer día, tenemos este propósito de vocación social", matizó el fundador.
Mientras que Capella compartió que tan solo han recurrido a financiación convencional y a algunos aceleradores, Font aclaró que en RobinGood "hicimos rondas de inversión con inversores de impacto y business angels", a lo que añadió: "no es fácil encontrar inversores que crean en proyectos de impacto, porque su foco sigue siendo la rentabilidad. Aún queda camino por recorrer".
En efecto, el equilibrio entre impacto social y rentabilidad fue motivo de debate: "siempre es difícil alinear el propósito social con la rentabilidad. Cuesta llegar a ella, pero eso no te puede hacer perder el propósito social (y viceversa)", reflexionó Font. Según Capella, "el sistema es duro, pero al final la rentabilidad llega por sí sola. Estamos en el momento del capitalismo consciente y las empresas que perdurarán son aquellas que tienen el propósito social en su ADN".
"Vivir con pasión, compartir, no rendirse y contar con experiencia laboral previa" son las cuatro claves que, según Font y Capella, garantizan un emprendimiento social con éxito
Ambos representantes coincidieron en apuntar que, recientemente, "ha habido mucho greenwashing y social washing" en el mundo de la empresa, es decir, dar una falsa imagen de conciencia ecológica e impacto social. A la larga, opinó Capella, "obtener un impacto económico generando externalidades negativas no es sostenible en el tiempo, y el consumidor cada día es más consciente de ello".
A petición de Bastida, los ponentes concluyeron sus exposiciones ofreciendo las claves para un emprendimiento social con éxito: