"«¿Quieres traducir Guerra y paz?», así, a bocajarro. Y yo casi me caigo de la silla". Así ha relatado Joaquín Fernández-Valdés el encargo de Alba Editorial para traducir la epopeya de Lev N. Tolstói durante el coloquio organizado por el Programa Cultura de la UPF Barcelona School of Management en colaboración con ACE Traductores y presentado por la directora del Máster en Traducción Literaria y Audiovisual, Ana Mata Buil.
A lo largo de cuatro años, Fernández-Valdés asumió una tarea que le "daba respeto", ya que se trata de la primera revisión completamente renovada de Guerra y paz al español en los últimos 40 años. "He estado cuatro años llegando tarde", ha reconocido el traductor, que ha admitido que "hubo cambios hasta el momento de llegar a imprenta". "Si me hubiesen dejado, habría hecho mil cambios más", ha ironizado junto a Helena Aguilà Ruzola, vicepresidenta de ACE Traductores y conductora del coloquio.
"El sofá de mi casa se convirtió en una pequeña biblioteca", ha admitido Fernández-Valdés al contar cómo se documentó tanto para la traducción como para la redacción de la introducción, disponible en la versión editada por Alba Editorial. Y es que tanto la documentación como la organización fueron claves para el traductor, ya que, como ha comentado, "si no te haces una base de datos, estás perdido". Con este objetivo, Fernández-Valdés insistió al editor en incluir un mapa con los puntos geográficos en los que se desarrolla la historia y un pequeño árbol genealógico de las familias de Guerra y paz, que cuenta con más de 550 personajes.
Durante el periodo en el que Fernández-Valdés ha estado sumergido en la traducción de la epopeya de Tolstói se ha encontrado con diversos obstáculos que ha ido desgranando a través de preguntas de Aguilà Ruzola, pero también de expertas en literatura eslava que han participado en el coloquio de forma virtual. Desde la secretaria general de ACE Traductores, Marta Sánchez Nieves, que ha preguntado por los dilemas sobre traducción y transliteración, hasta la traductora Olga Korobenko, que ha introducido una de las cuestiones más interesantes del encuentro: ¿Las editoriales deben incorporar expertos nativos para suplir las carencias que escapan a los traductores?
Fernández-Valdés ha recibido favorablemente esta iniciativa, ya que ha admitido que él mismo siempre recurre a nativos. "Dudo de muchas cosas, pero de lo ruso todavía más", ha reconocido el traductor, que ha explicado que recopila "dudas que me van surgiendo y cada 15 días, más o menos, me reúno con un experto nativo para resolverlas juntos", ha expuesto. Sin embargo, tanto el traductor como Aguilà Ruzola han coincidido en advertir que la realidad de las editoriales es distinta y que "no es viable".
"El texto de Guerra y paz es un antídoto para la depresión, porque es un canto a la vida", ha valorada Tamara Djermanovic, profesora de literaturas eslavas en el Departamento de Humanitats de la Universitat Pompeu Fabra y una de las invitadas a la sesión. Tras esta reflexión, Djermanovic se ha interesado por la relación de Fernández-Valdés con el texto durante estos cuatro años, a lo que el traductor ha respondido: "Es imposible no dejarse engullir por Guerra y paz cuando lo lees y, cuando lo traduces, es obsesivo".
Una de las cuestiones que más ha agradecido Fernández-Valdés durante la sesión ha sido haber podido visitar la finca de Tolstói. "El hecho de conocer dónde vivió me ayudó a acercarme al escritor de un modo espiritual, emocional, que me fue clave para traducirle", ha indicado el traductor. "No es imprescindible pisar el mismo suelo que el autor para traducirle, pero es de gran utilidad", ha advertido en esta línea Fernández-Valdés, que también ha recomendado a los profesionales de la traducción utilizar el audiolibro.
Un viaje interior es precisamente el que realiza Tolstói desde sus primeras obras hasta la gran epopeya de Guerra y paz. Sin embargo, lejos de lo que pueda parecer, "lo que hay al final de su obra ya lo había al principio", ha considerado Fernández-Valdés. "Tolstói nunca ha optado por un camino recto entre A y B, sino que va trazando círculos que avanzan lentamente desde el punto A hasta el punto B", ha argumentado Fernández-Valdés, que ha ejemplificado con una técnica en la que cree que el autor ruso fue genial: "ese estado de duermevela, de paso del mundo de los vivos al mundo de los muertos. Nadie lo ha hecho como él. Con él las muertes son bonitas".