La crisis del coronavirus ha puesto el teletrabajo sobre la mesa de organizaciones y administraciones públicas a un ritmo acelerado. Mientras que desde 2010 a 2018 el índice de trabajo en remoto no fluctuó, manteniéndose entre las 500 mil y el millón de personas teletrabajadoras, a partir de 2019 ya se percibió un primer incremento moderado. Sin embargo, las previsiones de 2020 ya apuntan a un gran crecimiento del teletrabajo, suponiendo hasta el 15% de la población activa (unos 3 millones de personas).
Así lo ha apuntado el vicedecano de Investigación y Transferencia de Conocimiento de la UPF Barcelona School of Management, Ramon Bastida, durante el webinar abierto sobre impacto y regulación del teletrabajo celebrado este martes 15 de diciembre con la participación de Mercè Martín, profesora y directora del Área Académica de Personas y Organización de la UPF-BSM, junto a la Fundación Factor Humà, representada por la responsable de actividades y proyectos Diana Perales, y de Sonia Casimiro, especialista en soluciones para el teletrabajo, y Maite Dilmer, experta en gestión del tiempo, de Robotics.
"La implantación del teletrabajo ha sido sobrevenida y las condiciones eran excepcionales", ha recordado Bastida que, junto a Martín, realizaron un estudio sobre el impacto del teletrabajo en organizaciones, personas y empresas basándose en cinco ejes estratégicos: el impacto económico; el impacto logístico; el impacto en la regulación; el impacto en el liderazgo y el impacto en las personas. "La mayoría de los encuestados han podido teletrabajar y muestran satisfacción por ello", ha apuntado Martín.
Según han apuntado los autores del estudio, aspectos como la mejora de la productividad (hasta un 15% según algunos estudios), el ahorro de costes (entre 7,8 i 16,7 mil euros en el re-alquiler de oficinas), o la conciliación han sido algunos de los mejor valorados por los encuestados. Estas cuestiones se analizan en detalle en el libro Teletrabajar en tiempos del Covid, publicado por la UPF-BSM. Sin embargo, como ha indicado Martín, también ha habido efectos negativos.
"La implementación atropellada del teletrabajo ha supuesto el empeoramiento de la comunicación y un incremento del malestar entre aquellas personas menos preparadas y con menos recursos para adaptarse", ha comentado Martín, en base al estudio realizado por la UPF-BSM. Algo que también han compartido y reforzado desde Robotics, ya que, en palabras de Sonia Casimiro, "lo que nos ha demostrado el teletrabajo es que se ha generado cierta descomunicación".
Así pues, y pese a que la comunicación interna ha sido uno de los mayores hándicaps en la aplicación del trabajo en remoto de estos meses, la multiplicidad de aspectos sin regular ha impulsado el Gobierno a elaborar un decreto-ley con esta finalidad del que Manuel Cienfuegos, codirector del Máster en Negocios Internacionales de la UPF-BSM, expone las luces y sombras.
"La ley nos ofrece una posibilidad para que haya cierto control de la actividad", ha valorado Casimiro que, no obstante, ha preferido hablar en términos de "gestión de tareas". En este sentido, la especialista en soluciones para el teletrabajo ha reiterado los beneficios de una buena gestión de las tareas en el ahorro de costes y ha expuesto algunas recomendaciones para ello:
Mientras que los ponentes han coincidido en destacar la importancia de la "involucración de los trabajadores", en palabras de Martín, y de la "dosificación de la información", según Casimiro, la nueva normativa estatal nos ofrece algunas posibilidades. Sin embargo, para estar incluidos en el decreto-ley "debemos estar dentro de un carácter regular, es decir, de un período mínimo de 3 meses y de un mínimo del 30% de la jornada", ha matizado Maite Dimer, experta en gestión del tiempo de Robotics.
En este sentido, según ha explicado Dimer, la nueva regulación estipula la obligatoriedad para empresas y trabajadores de dejar por escrito los siguientes campos:
Dichos aspectos deben acordarse antes del inicio del periodo de teletrabajo ya que, de lo contrario, la empresa puede exponerse a importantes sanciones. En cualquier caso, como ha insistido el vicedecano de Investigación y Transferencia de Conocimiento de la UPF-BSM, "cuando se implementa una nueva metodología, se requiere una curva de aprendizaje y, por tanto, debemos ser pacientes para ver resultados".